¿Cómo aplicamos el color (del año) en proyectos de branding y diseño de interiores?

Hace unas semanas Pantone Color Institute lanzaba una encuesta a su comunidad: “¿Cuál será el color del año?” El 30% de los participantes apostó por la familia del verde, seguido por las familias del azul (14%), morado (14%) y marrón (13%). Como no podía ser de otro modo, en WANNA nos sumamos a la celebración de la fiesta del color del año. Y también quisimos lanzar nuestros pronósticos. Totalmente dispares, la verdad. Esther apuesta por el Yelow. Andrea, por el Green. Cathy, por el Purple. Álex y yo, por el Brown. Quien acierte se compromete a invitar a chupitos en la comida de Navidad.

La comunidad de Pantone pronostica que la familia del verde será el Color del Año 2025. ¿Qué opinas tú?

A falta de 24 horas para que se dé a conocer mundialmente el color del año 2025 y al hilo de un artículo que nos invitaron a escribir en el blog de Distrito HM hemos querido seguir con la reflexión sobre el color del año, sobre el uso del color en nuestros proyectos… Sin duda es un temazo.

Ya sabemos que el color del año pone color, y nunca mejor dicho, al contexto social, cultural, económico en el que vivimos. Esta elección no es random ni meramente estética, sino el resultado de muchos meses de trabajo por parte de un equipo de “antropólogos del color”, que rastrea el mundo en busca de influencias cromáticas. Estas influencias provienen de todos los ámbitos: películas y series, colecciones de arte, moda, viajes, materiales, nuevas tecnologías… La elección implica análisis de tendencias de color a nivel macro, investigación, mucha reflexión en torno a la psicología del color y, por supuesto, debate. De este debate sale la familia cromática que refleja el estado de ánimo mundial. Y, a partir de ahí, profundizan en la identificación del tono exacto. Posteriormente reflexionan sobre el nombre del color, con el objetivo de que este pueda transmitir de forma sencilla e intuitiva el mensaje adecuado.  

Además de reflejar el estado de ánimo global, ¿sirve para algo más el color del año? Obviamente para las marcas se trata de una palanca de venta irresistible. Anualmente se lanzan un sinfín de productos de dicho color. La industria de la moda, del maquillaje y la decoración, entre muchas otras, dan buena fe de ello. Y se frotan las manos. Muchos profesionales del diseño también se nutren de ello. Pero ¿es una buena idea?

Desde nuestra perspectiva, la clave está en reconocer que el color no solo es un elemento visual y de tendencia. Es una herramienta poderosa que puede moldear emociones, influir en decisiones de compra y crear experiencias inolvidables. Por eso, en nuestro caso no seguimos las tendencias de color a pies juntillas. Las conocemos, las estudiamos, las valoramos. Pero para definir los colores de una marca o espacio seguimos diferentes caminos… que, muchas veces, se acaban entrecruzando.

  1. El color como herramienta narrativa

Echando la vista atrás, en WANNA nunca hemos aplicado el color del año en nuestros proyectos. Ni de branding ni de interiores experienciales para hoteles, oficinas, espacios comerciales o efímeros… Debido a nuestra metodología de trabajo, por la que siempre creamos de lo macro a lo micro, la elección del color está supeditada a la estrategia, narrativa y experiencia de marca y de usuario que queremos generar.  Preferimos poner el color al servicio de la historia y la experiencia que queremos crear y contar en cada proyecto, en lugar de rendirnos a la tendencia.

Cozy Bunker, el primer búnker del que no querrás salir… y que salió en todas partes, es un buen ejemplo de ello. En este caso optamos por una gama cromática que planteaba un diálogo entre opuestos. Por un lado, quisimos recrear un pasadizo excavado en roca, por lo que claramente parte de la paleta debía beber de tonalidades pétreas para, a su vez, transmitir seguridad y fortaleza. Por otro lado, quisimos crear un refugio que fuera minimalista, envolvente. Así que escogimos unas tonalidades rojizas (rosso Askja), que resultaban extremadamente cálidas. Nada que ver con el “Peach Fuzz”, que fue el color del 2024.

2. El color como respuesta a la necesidad de un espacio

En ocasiones, por sus características, es el propio espacio el que te “pide” unas tonalidades determinadas. O, claramente, rechaza otras. Un ejemplo de ello son las oficinas corporativas de Jung que diseñamos en 2022 en Madrid. Ese fue el año del PANTONE 17-3938 Very Peri (os acordaréis, seguro). ¿Habría tenido algún tipo de lógica aplicarlo en unas oficinas que carecían de ventanas y, por tanto, de luz natural y ventilación? Si hubiéramos querido generar un efecto zulo, tal vez sí. Pero lo que pretendíamos era convertirlas en un micromundo que transmitiera bienestar, comodidad y paz, que propiciara la concentración y el rendimiento de los empleados. Y en el que se percibiera una atmósfera limpia. Para ello, optamos por una paleta en blancos cálidos y luminosos, para ampliar visualmente el espacio, recrear un ambiente calmado y sereno y generar un lienzo en blanco sobre el que resaltaran los mecanismos de la marca. Y fueron estos mecanismos, de un tono ocre rojo, los que nos permitieron generar acentos de color en el espacio y evocar la conexión con la tierra. 

3. El color como elemento diferenciador

En 2016 creamos Lock & Be Free, la primera franquicia nacional de consignas urbanas. En aquel momento, los negocios de lockers no estaban tan extendidos como hoy. El branding no había entrado en la ecuación. Por eso la mayoría de negocios de este tipo eran grises, desangelados. Tenían cero atractivo visual, cero gancho emocional. Simplemente mirando a nuestro alrededor nos dimos cuenta de que una manera clara de diferenciar el proyecto que teníamos entre manos pasaba por hacer un uso del color radicalmente distinto. ¡Unos lockers amarillos! ¿Dónde se había visto eso? En ese momento y contexto (año en el que el color del año fue la combinación de Rose Quartz y Serenity para brindar calma y relajación), en ningún lugar. Tal vez por eso, el chute de alegría amarilla que transmitía la marca y su punto de venta dio la vuelta al mundo.

4. El color como puente entre la marca y el espacio físico

Cuando creamos un proyecto para una marca ya establecida, como puede ser la marca Universo Santo Amor de Noemí Casquet, trabajamos el color en base a la paleta cromática preexistente. En este caso, realizamos el proyecto de diseño de interiores experiencial para esta escuela de placer consciente aplicando sus colores corporativos: una gama muy saturada en la que predominan los azules, rojos y lilas. Y los llevamos al espacio físico a través de un sistema de iluminación LED/RGB.

Por todo esto desde WANNA te animamos a sumarte a la celebración del Color del Año. Pero ante todo te invitamos a que entiendas que tus proyectos pueden ser relevantes y notorios sin necesidad de sumarte a la tendencia. Por lo que trabaja con visión estética, pero ante todo estratégica.

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